diariodepontevedra
El murmullo constante del agua acompaña cada paso. El recorrido de esta ruta de senderismo, una de las más fascinantes de Pontevedra, sigue el cauce de un río que vertebra bosques autóctonos, antiguos caminos y pequeñas aldeas del interior de la provincia.
Se trata de un itinerario circular, variado y exigente por momentos, que combina tramos sombríos junto al río con zonas abiertas y miradores, y que destaca por la gran cantidad de elementos patrimoniales que aparecen a lo largo del camino. Es una ruta para recorrer sin prisas, con los sentidos atentos, dejando que el paisaje y la historia vayan apareciendo poco a poco.
Estamos en Covelo, siguiendo el trazado de la PR-G 119, la Ruta del Río Xabriña, un sendero circular de 17 kilómetros que combina naturaleza exuberante, patrimonio etnográfico y una profunda conexión con la Galicia rural más auténtica.
Un inicio entre piedra, cera y tradición
El recorrido comienza en la plaza de Paraños, una parroquia que conserva intacto su carácter rural. A los pocos metros aparece uno de los primeros guiños al pasado: un lagar de cera restaurado, recuerdo de una actividad artesanal que tuvo gran importancia en la zona. No será el único vestigio histórico del camino.
Tras cruzar el núcleo, el sendero desciende hacia el río Xabriña, verdadero hilo conductor de la ruta. A partir de aquí, el paisaje se transforma en un túnel verde de robles, alisos y helechos, donde la humedad y la sombra crean una atmósfera casi mágica.
A lo largo del río se suceden casi treinta molinos, algunos en ruinas y otros sorprendentemente bien conservados, unidos por antiguos caminos tradicionales, levadas, fuentes y pasos de agua. Cada tramo parece contar su propia historia.
Uno de los puntos más agradables del recorrido es el área recreativa del Roupeiro, junto a su puente de piedra. Mesas, bancos, una fuente singular y un molino restaurado invitan a hacer una pausa antes de continuar entre senderos llenos de vida, donde no es raro ver libélulas sobrevolando el cauce.
El camino sigue regalando pequeños saltos de agua hasta llegar a uno de los enclaves más impactantes de la ruta: el Pozo do Demo, una profunda poza rodeada de vegetación que impresiona tanto por su belleza como por la leyenda que la envuelve. En el tramo de vuelta, un mirador elevado permite observarlo desde otra perspectiva.
Ascensos, aldeas y vistas abiertas
Tras un ascenso y el cruce de la carretera nacional, la ruta alcanza Prado da Canda, donde sorprende un peto de ánimas, otro de los muchos elementos etnográficos que jalonan el itinerario. Desde aquí comienza la subida hacia la parte más alta del recorrido: el mirador de Cotos da Bouza, un balcón natural desde el que se obtienen amplias vistas del entorno y que recompensa el esfuerzo.
El segundo gran anillo del trazado conduce por aldeas como Corzós y A Lamosa, donde todavía se percibe la huella de los antiguos artesanos que trabajaban la cera. En distintos puntos del camino, paneles interpretativos sorprenden al caminante con poemas de Uxío Novoneyra, extraídos de Os Eidos, aportando una dimensión literaria y emocional al recorrido.
Un final que invita a volver
El último tramo desciende de nuevo hacia el río Xabriña, enlazando senderos que permiten disfrutar por última vez del bosque y del agua antes de regresar a Paraños, cerrando una ruta exigente por momentos, pero profundamente gratificante.
Una de las rutas más bonitas de la provincia de Pontevedra, perfecta para quienes buscan caminar entre naturaleza, historia y silencio, siguiendo el curso de un río que lo cuenta todo sin decir una palabra.




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