Desde monumentos medievales hasta mercados tradicionales en los que probar las delicias locales, Palermo ofrece un recorrido completo por la historia y la cultura del Mediterráneo. Una ciudad donde cada barrio cuenta una parte distinta del pasado de Sicilia.

Viajamos hasta la costa norte de Sicilia (la isla donde duerme el viento) para descubrir Palermo, una ciudad que concentra siglos de historia y una interesante mezcla de influencias culturales. Árabes, normandos, bizantinos y españoles dejaron su huella en su arquitectura y gastronomía, así como en el trazado urbano. El resultado es un destino lleno de contrastes, ideal para aquellos exploradores que buscan conocer más allá de las ciudades más visitadas de Italia.
Lejos del estilo renacentista de ciudades como Florencia o del orden clásico de Roma, Palermo es caótica, pero auténtica. Las iglesias barrocas se alzan entre edificios desgastados, mientras que el verdadero pulso de la ciudad se toma en sus mercados callejeros. Y, para conocer mejor la capital siciliana hoy vamos a descubrir el legado árabe-normando, el arte barroco en sus iglesias y la vitalidad de sus mercados.

Palacios y arquitectura árabe-normanda
Uno de los mayores atractivos de Palermo es su arquitectura árabe-normanda, un estilo desarrollado durante el reinado de los normandos en Sicilia que combina elementos islámicos, normandos y bizantinos. Una buena muestra es la iglesia de San Giovanni degli Eremiti, reconocida por sus cúpulas rojas.
El palazzo dei Normanni fue residencia de los reyes normandos y hoy alberga la Asamblea Regional de Sicilia. En su interior se encuentra la cappella Palatina, una capilla que destaca por sus mosaicos dorados de estilo bizantino y su techo de madera tallada con motivos islámicos.

El viajero tampoco puede perderse la catedral de Palermo, que aunque ha sido modificada a lo largo de los siglos, conserva restos normandos, junto con elementos góticos, renacentistas y barrocos.
Iglesias barrocas: arte religioso en cada esquina
Palermo vivió un gran auge en la época del barroco, especialmente entre los siglos XVII y XVIII. Tras varios terremotos que destruyeron muchas construcciones anteriores, la ciudad fue reconstruida con un estilo que a día de hoy define el paisaje urbano de su centro histórico.

La iglesia del Gesù, también conocida como Casa Professa, es una de las iglesias barrocas más importantes de Sicilia gracias a un interior completamente recubierto de mármoles policromados.
Junto a la plaza Pletoria, Santa Caterina d'Alessandria combina arquitectura barroca y rococó y cuenta con un monasterio y una terraza con unas vistas panorámicas del centro histórico. Y, si continuamos nuestra visita hasta la plaza de San Domeinco, descubrimos la iglesia homónima, panteón de los sicilianos, puesto que alberga las tumbas de diversas personalidades palermitanas.

Mercados tradicionales: la vida cotidiana de la ciudad
Otra de las joyas que no te puedes perder si visitas Palermo son sus mercados al aire libre, herencia directa de los zocos árabes. En ellos no solo se venden productos frescos, sino que se come, se disfruta y se sociabiliza a voz en grito.

Entre los más destacados se encuentran el de Ballarò, que se despliega desde la estación central hasta la zona de la Albergheria. El del Capo, cerca del teatro Massimo, es menos bullicioso pero perfecto para probar comida callejera típica, como las arancine (bolas de arroz rellenas) o el pane con milza (bocadillo de casquería). Y, para beber, una partaninna o bebida similar a un refresco de limón con gas.
En definitiva, Palermo es una ciudad que no encaja en los estereotipos. Por un lado, tiene elementos de capital europea, pero también de ciudad del sur mediterráneo. Puede ser caótica o más tranquila, pero, sobre todo, ofrece una riqueza histórica y cultural capaz de competir con otras ciudades italianas que debes conocer para decir que has recorrido Italia.
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