Hoyaragon
En muchas casas de Aragón, la Navidad tiene un sonido reconocible: el de la mesa preparada, el horno a punto… y la eterna duda de última hora. ¿Qué hago que guste a todos? Niños, mayores, cuñados, invitados improvisados: el menú navideño puede convertirse en un rompecabezas.
En ese momento, hay un plato que vuelve como un salvavidas de toda la vida. El cardo, el gran clásico aragonés de estas fechas, reaparece en la cocina con una ventaja difícil de discutir: es tradición, es ligero frente a los excesos navideños y, bien hecho, es un plato de fiesta sin complicaciones.
La versión que más triunfa suele ser la de siempre: cardo en salsa de almendras, una receta que combina lo vegetal con una salsa cremosa, contundente y con ese punto elegante que pide una comida especial. Además, se puede preparar en media hora, algo que en diciembre vale oro.
Ingredientes para 4 personas
1 bote de cardo en conserva
Un puñado de almendras
Un puñado de piñones
2 dientes de ajo
Harina de trigo
Leche
Aceite de oliva virgen extra
Sal
(Las cantidades exactas se pueden ajustar según el número de comensales.)
El paso a paso en 30 minutos
Calienta el cardo
Coloca los cardos con su líquido en un cazo y deja que se templen. Reserva un poco del caldo, porque te servirá para ajustar la salsa.Prepara la base de frutos secos
Tritura las almendras y los piñones con un robot de cocina. Si prefieres una textura más rústica, usa mortero.Arranca la salsa
Lamina los ajos y dora en una cazuela con aceite. Añade dos cucharadas de harina, rehoga un minuto e incorpora la mezcla de frutos secos.Dale cuerpo y textura
Añade un chorro de leche y un poco del líquido del cardo hasta que puedas remover con facilidad. Deja que espese lo justo.Mezcla sin romper el cardo
Escurre los cardos, pásalos a una cazuela amplia y vierte la salsa por encima. Remueve con cuidado para que se impregnen sin deshacerse.
Un plato que llena… sin pesadez
Aunque el cardo es una opción ligera, la salsa de almendras aporta energía y saciedad: los frutos secos suman proteínas y convierten la receta en un plato principal perfecto. Puede servirse como plato único con una ensalada, o como parte de un menú navideño con un entrante previo.
Y así, entre dudas y prisas, la Navidad vuelve a resolverse como tantas veces en Aragón: con cardo y con la sensación de estar comiendo algo que, además de rico, también es hogar.

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