El pasado romano de la Península Ibérica se puede reseguir en muchos pueblos y ciudades de España. Un bonito ejemplo se encuentra en la provincia de Burgos, donde se pueden visitar los restos de la Clunia Sulpicia.
Esta fue una antigua y relevante colonia romana, que vivió su máximo esplendor entre los siglos I y II d C., cuando ejercicio de capital de la Meseta Norte. De su grandeza y esplendor podemos encontrar algunos vestigios, entre los que destaca su teatro romano.
Sin embargo, bajo los cimientos de esta colonia, existen otros restos que también nos hablan de la relevancia de Clunia Sulpicia. Se trata de sus galerías y lagunas subterráneas, una muestra de la ingeniería avanzada de los romanos.
La grandeza de Clunia
Hoy en día, vale la pena visitar Clunia Sulpicia para ver los restos de lo que fue esta importante colonia. Destaca su teatro, con capacidad para 10.000 persones, lo que lo convierte en el mayor de Castilla y León.
Pero también existen los restos del foro, las termas y diversas domus en las que todavía se puede apreciar la riqueza de sus mosaicos.
La Clunia subterránea
Menos evidente para los visitantes es la Clunia subterránea, formada por una laberíntica construcción de galerías y acuíferos que abastecían la ciudad. Los romanos supieron como adaptar esta red de galerías y espacios naturales para captar y gestionar el agua.
Esta zona subterránea tiene el acceso restringido por su fragilidad, dificultad para moverse y peligrosidad. Pero podemos observar algunos elementos que nos dan pistas de lo que se oculta bajo la tierra, como por ejemplo, algunos pozos y surgencias naturales en las laderas del Alto del Castro.
La Cueva Román
Para comprender la relevancia de esta infraestructura es importante conocer la existencia de la Cueva Román. Se trata de un yacimiento arqueológico subterráneo descubierto en 1900 por Román Juez Peñalba en el Alto del Castro, cerca de Peñalba de Castro.
La cueva es una cavidad en la roca que ya había sido abierta por los romanos siglos antes. La acondicionaron para aprovechar las aguas subterráneas, probablemente como parte de la infraestructura hidráulica de la ciudad de Clunia.
La existencia de la Cueva Román pone de manifiesto que la ubicación de Clunia no fue casual: los romanos eligieron el lugar porque sabían que tendrían el agua asegurada gracias a las surgencias naturales y la composición caliza y arcillosa del cerro. Además, la Cueva Román es un ejemplo de la ingeniería y planificación urbana romana, y constituye un valioso patrimonio arqueológico.
Ingeniería romana y control del agua
La Cueva Román forma parte de un sofisticado sistema hidráulico romano compuesto por galerías, canales y lagunas subterráneas excavadas directamente en la roca. Estas estructuras permitían redistribuir el agua hacia los pozos que abastecían la ciudad de Clunia. El nivel técnico y la planificación de estas obras eran comparables a otras grandes infraestructuras romanas. Una demostración más del alto conocimiento en ingeniería que tenían los romanos, además de su clara organización social.
Encargados del mantenimiento
El mantenimiento del sistema estaba supervisado por magistrados municipales, cuya función queda acreditada por inscripciones conservadas en la cueva. Por ejemplo, podemos leer “IIII VIRI VENERUN”, que documentan la supervisión oficial y la jerarquía administrativa.
Además, se han hallado nombres, símbolos y representaciones que evidencian la estructura social de los clunienses y su implicación en la gestión de recursos. En conjunto, este sistema hidráulico es un ejemplo de ingeniería avanzada además de un valioso patrimonio arqueológico.


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