viernes, 17 de octubre de 2025

Canal Noticias : La Niña regresa y podría revolucionar el invierno 2025-2026 en todo el hemisferio norte

 

Para este invierno que viene, las predicciones cuentan con la presencia de La Niña. Es un fenómeno climático que podría influir significativamente en los patrones meteorológicos, especialmente en el Pacífico, pero también en el Atlántico.

Según las últimas proyecciones de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), este evento de La Niña se irá desarrollando durante los próximos meses y se prolongará hasta principios de 2026.

Aunque se espera que sea de baja intensidad, podría tener un impacto notable en la actual temporada de huracanes en el Atlántico. También en la dinámica atmosférica de latitudes medias y altas del hemisferio norte.

Habitualmente, cuando se forma La Niña, los inviernos de Norteamérica y Europa varían, repercutiendo principalmente en las temperaturas y la pluviometría. En algunas zonas las temperaturas son más suaves y escasea la nieve, mientras que en otras abunda y hace más frío de lo habitual.

¿Qué es La Niña y cómo afecta al clima?

La Niña se caracteriza por temperaturas más frías de lo habitual en la superficie del océano Pacífico central y oriental, en contraste con El Niño, que trae aguas más cálidas. Estas variaciones de temperatura alteran la circulación atmosférica global, afectando los patrones climáticos en todo el mundo.

En el Atlántico, La Niña tiende a reducir la cizalladura del viento en altura que pueden interrumpir la formación de huracanes, creando condiciones más propicias para el desarrollo de tormentas tropicales.

El Centro de Predicción Climática de la NOAA estima una probabilidad del 60 % de que La Niña se forme a finales de otoño, alcanzando su punto máximo durante los meses de invierno. Sin embargo, los expertos destacan que la Niña que se está gestando será probablemente débil. De ser así, significa que sus efectos podrían ser menos intensos que en eventos más fuertes.

Impacto en la temporada de huracanes

La temporada de huracanes del Atlántico, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, está ya en su recta final. Aún así, una La Niña débil podría intensificar la actividad durante las semanas que le quedan. Si realmente se reduce la cizalladura del viento durante La Niña, el escenario sería propicio para la organización e intensificación de las tormentas tropicales.

Esto podría traducirse en un aumento de la formación de huracanes, especialmente en el Atlántico occidental y el Caribe. En estas regiones las cálidas aguas oceánicas proporcionan el combustible necesario para el desarrollo de tormentas. No obstante, los expertos advierten que la intensidad de La Niña es solo uno de los muchos factores que influyen en la actividad de los huracanes.

Las temperaturas del océano, la humedad atmosférica y otras variables climáticas también son determinantes. Por ejemplo, las temperaturas inusualmente cálidas del Atlántico en 2025 podrían fomentar la formación de tormentas, independientemente de la intensidad de La Niña. Por otro lado, otros patrones atmosféricos podrían contrarrestar sus efectos, limitando potencialmente la actividad de las tormentas.

La Niña llega para cambiar la dinámica atmosférica

De momento, las predicciones apuntan a que el invierno estará marcado por la influencia de ese nuevo episodio de La Niña, que además entra en su tercer año consecutivo, algo que es poco habitual. Como el fenómeno está caracterizado por el enfriamiento de las aguas del Pacífico tropical, se espera que modifique la circulación atmosférica global y afecte tanto a las temperaturas como a las precipitaciones.

Se notará especialmente en América del Norte y, de forma más indirecta, en Europa. Según los principales modelos estacionales, como el ECMWF y el UKMO, así como las previsiones de la NOAA, La Niña se mantendrá activa durante el invierno y comenzará a debilitarse hacia la primavera de 2026.

Un invierno diferente en Europa y América del Norte

En Europa se anticipa un invierno más cálido y seco. Con las temperaturas más altas, se espera que la mayoría de las regiones del continente tengan menos nieve de lo habitual. Ese sería el caso especialmente en diciembre y enero, aunque como suele ocurrir con La Niña, el norte y algunas áreas centrales podrían registrar acumulaciones cercanas o ligeramente por encima de la media.

Febrero se espera más suave y con escasa nieve, mientras que en marzo podrían darse nevadas puntuales en Europa central. Esta tendencia viene siendo habitual en muchas zonas de Europa, independientemente de la presencia de La Niña. Pero puntualmente hay años en los que los acumulados de nieve superan los valores normales.

En América del Norte, el fenómeno de La Niña probablemente generará un sistema de altas presiones en el Pacífico Norte, desplazando la corriente en chorro hacia el sur. Como resultado, el norte de Estados Unidos, el Medio Oeste y el sur de Canadá se enfrentarán a un invierno más frío con abundantes nevadas. Mientras que el sur de Estados Unidos experimentará condiciones más cálidas y secas.

El invierno en Europa podría ser más frío en el norte del continente con mayor acumulación de nieve pero más cálido y seco por el sur

Según los modelos climáticos, las nevadas serán superiores a los valores promedio en las regiones del noroeste y norte, especialmente en febrero, con posibles episodios de nieve tardía en marzo. La NOAA prevé un incremento en las precipitaciones y temperaturas más bajas en la mitad norte del país, lo que podría intensificar las nevadas debido al efecto regional de los Grandes Lagos.

En líneas generales, el invierno 2025/2026 será más frío y con más nieve en el norte de América, mientras que en Europa predominará un clima más templado, con nevadas limitadas, especialmente en las zonas más septentrionales. Ahora solo queda esperar, observar y confirmar que estas proyecciones de los modelos se acercan a la realidad.


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