El gran blanco Contender ha vuelto a aparecer en los mapas. La última señal llegó desde el golfo de San Lorenzo (Canadá), un punto más al norte de lo habitual para la especie. No es una anécdota aislada. Es un movimiento que ayuda a entender cómo se reorganizan los depredadores del Atlántico Norte.
Fue etiquetado en enero de 2025, cerca de Florida. Desde entonces, los investigadores han seguido sus pasos con una mezcla de ciencia y paciencia. En 254 días habría cubierto más de 5.000 kilómetros. Los tiburones blancos pueden alcanzar puntas de 56 km/h, así que el desplazamiento encaja.
Un viaje con hambre de focas
La temporada empuja hacia el norte por un motivo sencillo: comida. Contender llegó a San Lorenzo el 29 de septiembre para alimentarse de focas en los últimos compases del verano y el inicio del otoño. Es una estrategia conocida. Acumular grasa antes del invierno y regresar con reservas.
Este patrón tiene efecto en cadena. Al regular la presión de las focas sobre los bancos de peces, la presencia de grandes blancos alivia el ecosistema. Es un equilibrio incómodo de ver, pero necesario. Donde hay depredadores sanos, suele haber mares más ordenados.
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Qué sabemos del animal
Contender es macho, ronda los 30 años y se mueve en cifras llamativas: 4,2–4,3 metros de longitud y 745–750 kilos de peso. Los machos alcanzan la madurez sobre los 26 años, de modo que estamos ante un ejemplar adulto y valioso para la investigación.
El seguimiento se basa en un dispositivo que emite señal cuando la aleta dorsal asoma en superficie. Cada ping deja rastro. Con el tiempo, esas migas de pan dibujan rutas, estacionalidad y áreas clave. Es la diferencia entre suposiciones y datos.
El Carcharodon carcharias combina cuerpo fusiforme, dientes triangulares en hileras y una electrorecepción finísima. No necesita demasiada presentación. En el Atlántico, pocos alcanzan los tamaños de Contender. Por eso su pista importa.
Pongámoslo en contexto a Contender
No es el más grande jamás visto. La hembra Deep Blue superó los seis metros y se convirtió en referencia. Y si miramos atrás, el megalodón llevó la escala a otra liga con longitudes de 18–20 metros. Aun así, Contender marca un techo para el Atlántico actual.
Para España, la lectura es simple. En el Atlántico oriental y el Cantábrico hay más diversidad de tiburones que en el Mediterráneo por temperatura y profundidad. Aun así, los avistamientos costeros de grandes blancos son muy raros. Este caso habla de conectividad oceánica, no de cambios en nuestras orillas.
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