Los delfines son uno de los mamíferos más inteligentes que existen, además son bien simpáticos. Sin embargo, el ser humano y los cambios que este produce en su hábitat son los mayores peligros que soportan año tras año. Ahora, un estudio llevado a cabo por biólogos marinos ha puesto sobre la mesa un problema más: han encontrado fentanilo corriendo por la sangre de poblaciones de delfines del Golfo de México.Como decíamos, los delfines llevan con nosotros mucho tiempo, millones de años. Estos animales marinos comparten rasgos con nosotros, por ejemplo, que pueden reírse. No obstante, eso no les ha servido para estar protegidos. Los tiempos modernos han comprobado que están en peligro de extinción. No solo eso, sino que ahora además sufren las consecuencias de la revolución industrial puesta en marcha en Tierra. Los científicos han encontrado microplásticos en su interior y ahora además fentanilo.
Los delfines están en peligro debido a la contaminación farmacéutica
El fentanilo es un potente opioide sintético utilizado en Estados Unidos como analgésico. Es mucho más fuerte que la morfina y actualmente se utiliza en muchas partes como droga. De hecho, las muertes por sobredosis de fentanilo no dejan de aumentar año tras año. En 2021 este producto y sus derivados causaron la muerte de 71.000 personas en Estados Unidos.Publicado en la revista académica iScience, los autores han revelado que varias poblaciones de delfines que habitan el Golfo de México han quedado afectadas por el fentanilo. Este producto llega al mar mediante su vertido en ríos y otros cursos de agua. Una vez ahí acaba dentro del organismo de los animales.Tal y como doctora Dara Orbach, mamóloga de la Universidad de Texas, “los productos farmacéuticos se han convertido en microcontaminantes emergentes y son una preocupación mundial creciente”. Por ahora, no se saben las consecuencias que van a tener estos productos dentro del organismo de los animales marinos, pero podemos concluir que no van a ser positivas. Más viendo lo que hace la misma en los seres humanos.
Por ahora la petición de la profesora Orbach y los suyos es clara: deben realizarse estudios más amplios para comprender la verdadera dimensión del problema. Por el momento el estudio hecho por estos investigadores servirá de base, además con pruebas tangibles, para continuar adelante y sacar nuevas conclusiones.

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