Metropoli
Decenas de paquetes amanecen cada día desplegados en el suelo del barrio de Montigalà, en Badalona. Los vecinos observan absortos esta escena dantesca, al ver cómo los repartidores depositan a montones los pedidos de mensajería a lo ancho de la vía pública.
Bajo la parada de autobuses de la avenida Itàlia se ubica el parque en cuestión, que se convierte en una zona de organización de productos a manos de los repartidores de envío a domicilio.
Sobre las 11:00 horas se puede ver cómo estos trabajadores "clasifican" los pedidos de los vecinos del barrio. A esta tarea le llaman "enrutar", y consiste en ordenar los paquetes por calles, distritos, etc. para realizar el reparto de manera rápida y eficaz.
En este sentido, Badalona no es el único municipio que tiene este tipo de "repartos", y en las plazas de algunas ciudades como Barcelona o Sabadell también sufren estas prácticas.
El método "menos molesto"
Aunque a muchos ciudadanos les pueda sorprender esto, en boca de los repartidores todo cobra sentido. Cargados con unas enormes cestas a las espaldas, llevan los paquetes apilados unos encima de otros, algo que comporta complicaciones a la hora de extraerlos.
"Es muy difícil repartir si no hacemos esto, si voy a un portal y resulta que el paquete está el último en la bolsa, ¿los saco todos?¿Y dónde los pongo? Es imposible", comenta uno de los repartidores de la zona a Metrópoli.
Respecto a la ubicación, afirman que buscan hacer la menor molestia posible. "Nos ponemos en un parque porque es mejor que en una calle donde pasa mucha gente. Intentamos estar en las zonas donde hay menos afluencia".
Condiciones laborales incómodas
La principal problemática que asoma en este asunto es la manera de portar los paquetes. Los repartidores llegan al punto neurálgico donde "enrutan" mediante una furgoneta Europcar, y después, bajan con la bolsa a cuestas para extender los paquetes por el equipamiento público.
"Es incomodísimo ir con estas bolsas, pero son las que nos dan, aunque se nos cargue la espalda y estén rotas", manifiesta otro repartidor a este digital.
Responsabilidad de CTT
Preguntados por la empresa responsable de esto, los empleados confirman que trabajan para CTT, y que está al corriente de esta práctica. "Ni nos advierte sobre la manera de repartir ni tampoco nos da otra solución", sentencia un trabajador.
A estas afirmaciones, CTT ha respondido que cuentan "con una red de proveedores independientes que deben cumplir nuestros estándares de seguridad y calidad".
"Cuando tenemos conocimientos de conductas que no se ajustan a esos estándares, actuamos de manera inmediata", relata a Metrópoli en un comunicado.
Asimismo, la empresa sostiene que fueron conscientes de la conducta, pero que identificaron al proveedor implicado y prescindieron de él. "Situaciones puntuales como esta no representan el funcionamiento habitual de nuestra red ni nuestro compromiso real con un servicio de calidad", advierte.
"Mala imagen profesional"
Entre los vecinos del barrio, hay opiniones que distan unas de las otras, aunque el nexo común es que los trabajadores intentan hacer "lo que pueden".
"Entiendo que a ellos les llegarán todos los paquetes, y el único sitio donde tienen para ordenarlos por dirección es así, es para facilitar el trabajo, pero no es el lugar adecuado, deberían tener un local para hacerlo", confiesa una de las vecinas a este medio.
"Da mala imagen profesional, pero no creo que sea culpa de los trabajadores, sino de la empresa, que debería habilitar un almacén y no tener que usar la calle", relata una segunda.
"Es preocupante"
Lo que más destacan es la poca seguridad que muestra este método respecto al robo de paquetes y el hecho de que el parque, por las tardes, se convierte en un lugar de encuentro de niños y perros, donde estos últimos hacen sus necesidades.
"Es cierto que cuando yo los veo no hay nadie, pero sabiendo que esa zona está manchada, sucia y con bacterias, me genera cierto rechazo, no me gusta ver ahí mis cosas", confiesa otro vecino.
"Me preocupa que estén los paquetes tirados en el suelo, en la tierra... si es algo frágil se puede romper fácilmente", prosigue el mismo.
En el límite de la legalidad
En el marco legal, este asunto se escapa de los límites de la normativa vigente. "Habría que ser muy puntilloso con la ley, pero lo canónico no es hacer esto en la calle", afirma Roberto Castro, socio fundador del bufete Bastet Advocats en Barcelona, en una conversación con Metrópoli.
"A priori, es posible que se pueda vulnerar la ley de protección de datos en el sentido de que los paquetes, al estar fuera, se puede ver la etiqueta con los datos personales de dirección", continúa.
Además, según la legislación, el correo postal "protege la privacidad de las personas" y, con esta organización, "se estaría exponiendo demasiado", apunta el abogado.
"Se escapa de la ley"
Siguiendo por esta línea, otra actuación que desafía los límites de la legalidad es el propio uso de la calle como escenario. "El buen uso de la vía pública está regularizado, y con esta práctica, esto se escapa de la ley", destaca Castro.
"Lo que se ve claro y lo que se saca de esto es que los trabajadores van a destajo, con una sobrecarga brutal, y hay dos opciones: o le das un espacio habilitado y regulado o no pueden hacer nada más", denuncia.
Así, Castro simpatiza con los empleados y, apunta que, en muchas ocasiones --en esta no está comprobado--, suele haber "externalización fraudulenta" que los somete a "malas praxis" en cuestiones de subcontratación.








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