Existen tesoros subacuáticos y uno de ellos es el pecio Bou Ferrer de La Vila Joiosa (Alicante). Se trata de uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mar Mediterráneo. El buque es un mercante, construido en Nápoles (Italia), que viajó a la Bética, provincia romana que hoy es Andalucía, a por un cargamento de ánforas de salsas de pescado -3.000- y de lingotes de plomo de Sierra Morena. A su regreso a Italia, naufragó en Allon, lo que hoy es La Vila Joiosa. Según los arqueólogos, el cargamento del Bou Ferrer data del siglo I d. C. y tiene gran valor para conocer la época del emperador Nerón.
Ahora, el Ayuntamiento de La Vila Joiosa ha conseguido una subvención de la Conselleria de Cultura de 111.862 euros, de los que un 60 por ciento, se destinarán a dotar de un nuevo sistema de protección al barco Bou Ferrer. El actual sistema, instalado en 2001, se ha deteriorado con el paso del tiempo. El nuevo sistema es fruto de un proyecto de investigación desarrollado por la Universidad de Alicante, UA, con la empresa local Redsinsa Redes Sintéticas S. A. para el Ayuntamiento de La Vila Joiosa. Se trata de una estructura diseñada para el medio subacuático, moderna e innovadora, cuyo fin es evitar el expolio en el yacimiento arqueológico.
El Bou Ferrer es único pecio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la Comunitat Valenciana, y está incluido en el Registro Mundial de Mejores Prácticas del Patrimonio Cultural Subacuático de UNESCO desde su creación, en 2017, y hasta la actualidad.
Tal y como explicó al diario LA RAZÓN, el arqueólogo Carlos de Juan, investigador de la excavación arqueológica del Bou Ferrer, «la singularidad del pecio es que indicaba la relación de la provincia romana Bética con unos puertos de destino que eran Arles, próximo a Marsella, en el sur de Francia, o bien la propia Roma».
Añadió que, una vez descubierto el buque, «igual que los investigadores tuvimos constancia, los expoliadores también tuvieron constancia y se iniciaron acciones de robo de ánforas en el yacimiento, lo que motivó que se instalara un primer cerramiento de protección». En el año 2006 se inició, según De Juan, el proyecto de investigación del pecio por parte de la Conselleria de Cultura.
Salsa de pescado gourmet
Tras un breve parón, y tras estudiar 400 ánforas extraídas del barco, en el año 2012 se retomó el proyecto del Bou Ferrer. Y ahí las investigaciones ya dieron como resultado que se trataba de un barco «de gran envergadura, un tipo de nave desconocida en las costas de la Península Ibérica». Era un buque de largo recorrido de los que partían de Cádiz hacia Roma. «Los lingotes de plomo con marcas estampadas en frío del buque reflejaban la propiedad imperial y en dos de ellos se completaban con una inscripción en acrónimo de nero caesar», agregó De Juan. Así se supo que se refería al emperador Nerón.
De la investigación del pecio también se dedujo que se dedicaba a un modelo de comercio privado de salsas de pescado, es decir, que el Estado no participaba en esa actividad, pero la nota asonante «es la presencia de los lingotes de plomo, que sí son propiedad del Estado, del emperador».
El buque transportaba 12 toneladas de lingotes de plomo, cada uno de 70 kilos de peso; un material con el que se hacían las tuberías para canalizar el agua corriente. «El Bou Ferrer no era el único barco que hacía ese trayecto, sino que la carga del plomo del emperador se repartía en barcos de comerciantes privados», agregó.
El Bou Ferrer, a su regreso a Italia, a la altura de Baleares, se desvió hacia La Vila Joiosa para evitar un temporal, y naufragó a 1.000 metros de la costa. Su estudio sigue en curso para despejar incógnitas de la antigüedad.
Descubrimiento fortuito
Descubierto de manera fortuita por los buceadores Pepe Bou y Antoine Ferrer en 1999, de ahí su nombre Bou Ferrer, el buque es todo un referente en La Vila Joiosa y en el Mediterráneo. Ahora, además de renovar la estructura que lo protege de expolios, el Gobierno Local ha dado otro paso para preservar una joya del patrimonio arqueológico subacuático. Y es medir la calidad del agua, gracias a la instalación de sensores de alta precisión en el entorno del pecio y en la playa Centro de La Vila Joiosa.
La concejal de Turismo y Patrimonio Histórico, Rosa Llorca, explicó que «esta actuación tiene como objetivo evaluar y mejorar la calidad del agua, optimizando así la conservación de este importante patrimonio». Además, desde finales de octubre, un equipo de arqueólogos está realizando unas inmersiones para obtener un diagnóstico sobre el estado del yacimiento submarino Bou Ferrer.
El objetivo es valorar el estado actual del yacimiento, detectar posibles alteraciones, y proponer acciones de futuro.
La última intervención en el yacimiento se llevó a cabo en el año 2019 y desde entonces permanece protegido bajo la vigilancia del Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) de Alicante y la revisión periódica de la Generalitat Valenciana, el Servicio Municipal de Arqueología de la Concejalía de Patrimonio Histórico y la Universidad de Alicante. De 2013 a 2018 el yacimiento se abrió a visitas guiadas para buceadores con una propuesta innovadora de turismo.

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