El posible colapso de la AMOC, la gran corriente que estructura el clima del Atlántico, vuelve a cobrar relevancia tras un reciente estudio científico. Los investigadores han realizado nuevas simulaciones y advierten de un incremento notable de diversos fenómenos extremos en buena parte de Europa durante los próximos siglos y, especialmente, en España.
Las proyecciones llevadas a cabo por el equipo investigador confirman que la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) desempeña un papel esencial en la moderación térmica del continente y en el equilibrio de humedad. Su debilitamiento, vinculado al aporte de agua dulce procedente del deshielo y a la alteración de la densidad oceánica, podría desencadenar transformaciones persistentes que afectarían al régimen de precipitaciones y a la estabilidad climática en múltiples regiones europeas.
El estudio se sustenta en ocho simulaciones con horizontes temporales superiores a 1.000 años, las cuales fueron diseñadas para observar cómo se reorganiza el sistema climático una vez alcanzado un nuevo estado de equilibrio. Parte de los modelos reproducen la atmósfera preindustrial, mientras que otros exploran trayectorias de emisiones futuras con diferentes volúmenes de agua dulce introducidos en el Atlántico, elemento decisivo para forzar o evitar la interrupción de la AMOC.
Impacto creciente de las estaciones secas
Los escenarios más plausibles, según los autores, corresponden a aquellos con emisiones moderadas y descensos progresivos a mitad de siglo. En estas simulaciones, la estación seca europea se intensifica de forma destacable: aumenta un 8% si la AMOC permanece estable, pero se dispara hasta un 28% cuando la circulación colapsa. Esta diferencia refleja el peso que ejerce la evaporación en un contexto de temperaturas al alza.
La respuesta no es uniforme en todo el continente. Mientras que el norte experimenta incrementos relevantes en la duración de los periodos secos, países meridionales ya sometidos a estrés hídrico, como España, soportarían aumentos particularmente severos. Las proyecciones indican que la estación seca podría intensificarse un 40% con la AMOC en funcionamiento y hasta un 60% en caso de colapso, escenario que agravaría la presión sobre ecosistemas, agricultura y reservas hídricas.
Una advertencia sobre riesgos climáticos prolongados
Especialistas ajenos al estudio valoran que estos modelos, centrados en estados climáticos estables a largo plazo, ofrecen una visión útil sobre la transformación del clima más allá de los próximos cien años. No obstante, recuerdan que el colapso simulado requiere volúmenes muy elevados de agua dulce, lo que obliga a interpretar los resultados como una advertencia sobre los límites del sistema y no como una predicción literal del futuro inmediato.
Otros investigadores destacan que, más allá de los parámetros exactos utilizados en las simulaciones, el mensaje general resulta inequívoco: un debilitamiento acusado de la AMOC agravaría las sequías derivadas del calentamiento global. “El problema creciente de la falta de agua sería aún más severo si la circulación atlántica continuase debilitándose”, señaló Stefan Rahmstorf en declaraciones recogidas por Live Science.
El análisis subraya que un eventual colapso tendría repercusiones que se extenderían durante siglos, lo que sitúa a los responsables políticos frente a decisiones de enorme trascendencia. La estabilidad climática europea, vinculada en parte al funcionamiento de esta gran corriente oceánica, podría depender de medidas que se adopten hoy para reducir riesgos antes de que el sistema alcance un punto crítico.
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