La más pequeña de las monumentales pirámides que se alzan en la meseta de Giza, en Egipto, corresponde al faraón Micerino, hijo y sucesor de Kefrén, que fue el autor de la segunda pirámide más grande de las levantadas por los soberanos de la dinastía IV (2613-2494 a.C.) y que es fácilmente distinguible por el revestimiento de piedra caliza que aún conserva en su cúspide. Micerino también es nieto de Keops, padre de Kefrén y artífice de la Gran Pirámide, la única de las siete maravillas del mundo antiguo que todavía sigue en pie.
Micerino se ha hecho famoso, más que por su pirámide, por una serie de estatuas descubiertas en las inmediaciones de su templo bajo, excavado por el egiptólogo norteamericano George Andrew Reisner en 1908. En los restos del edificio, los asombrados miembros del equipo de Reisner fueron desenterrando una serie de magníficos grupos escultóricos hechos en grauvaca, formados por el faraón en el centro flanqueado por la diosa Hathor y por una divinidad que representaba a uno de los nomos (provincias) de Egipto. Todos ellos eran de una exquisitez apabullante y se encontraban en un excelente estado de conservación.
Pero el faraón, tal vez por prudencia (la construcción de una gran pirámide demandaba una enorme cantidad de recursos) o tal vez por humildad, construyó la pirámide más pequeña de las tres que se alzan en Giza. Originalmente, la pirámide de Micerino, que era conocida en su época con el nombre de Netjer-er-Menkaure (Divino es Micerino), debió de medir unos 65,5 metros (hoy en día mide 61 debido a la pérdida de su parte superior), se construyó con piedra caliza y fue revestida parcialmente (16 hileras, de las que hoy en día tan solo quedan 7) con granito rosa procedente de Asúan. El resto se revistió con caliza blanca de las cercanas canteras de Tura.
Los secretos de Micerino
La pirámide de Micerino fue explorada por primera vez en época moderna en 1837 por un militar británico de nombre Richard William Howard Vyse, que pasaría a la historia por su desaforado gusto en hacer uso de la pólvora para llevar a cabo sus "investigaciones arqueológicas".
De este modo, ni corto ni perezoso, Vyse intentó agrandar la "herida" del monumento, y no se le ocurrió nada mejor que hacerlo con una buena carga de pólvora. A base de explosiones localizó finalmente la entrada y penetró en la cámara funeraria de Micerino, donde descansaba el enorme sarcófago de granito del faraón, que el aventurero logró extraer con enormes dificultades para proceder a embarcarlo rumbó a Inglaterra… Donde nunca llegó.
El monumental sarcófago fue embarcado en el puerto de Alejandría en la goleta Beatrice, que partió con destino a Londres el 13 de octubre de 1838. Pero una terrible tempestad que se desató cerca de las costas de Cartagena hundió el barco con su valiosa carga en las profundidades marinas. Y es allí donde sigue, ya que todos los intentos por recuperar el preciado sarcófago del faraón han resultado inútiles, a pesar de los recientes proyectos que se han puesto sobre la mesa para intentar la difícil empresa, como el propuesto por el mediático Zahi Hawass en 2020.
Pero Micerino y su pirámide todavía tenían que dar mucho más de qué hablar. En enero de 2024, el Gobierno egipcio impulsó un nuevo proyecto de restauración del monumento consistente en devolverle su aspecto original mediante el añadido del revestimiento de granito rosa que había perdido a lo largo de los siglos.
Calificado por sus responsables como "el proyecto del siglo", esta iniciativa acabaría provocando la ira de los "egiptomaníacos", que manifestaron su desacuerdo en redes sociales, aunque también estuvieron en contra numerosos profesionales de la arqueología, que llegaron a tildarla de absurda y de ser un atentado contra la integridad del monumento.
Finalmente, una comisión de expertos, en la que se encontraba el omnipresente Zahi Hawass, concluyó que el proyecto era inviable debido a la "necesidad de preservar el estado actual de la pirámide, sin ninguna adición debido a su excepcional valor arqueológico global".
Y ahora, de nuevo, la tumba de este faraón de la dinastía de los grandes constructores de pirámides vuelve a ser noticia. Una investigación llevada a cabo por expertos del proyecto internacional ScanPyramids acaba de detectar dos anomalías estructurales en la cara oriental del monumento, justo detrás de las áreas donde aún se conserva parte del recubrimiento de granito rosa, lo que parece sugerir la presencia de cámaras o pasadizos hasta ahora desconocidos.
Sí, tal como suena. ¿Estamos ante una entrada secreta a la pirámide de Micerino desconocida hasta la fecha por los arqueólogos? Los responsables de ScanPyramids, que ya descubrieron en 2023 un amplio espacio vacío en el interior de la Gran Pirámide de Keops, parecen descartar que se trate de grietas naturales. De hecho, están convencidos de que son espacios vacíos construidos a propósito. Si finalmente se llegara a confirmar estaríamos ante un hallazgo de gran trascendencia. Y es que, como apuntábamos antes, al parecer la pirámide de Micerino aún no ha dicho su última palabra.


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