Historia National Geographic
Egipto no deja de sorprendernos. A cada capa de arena que se levanta, aparece una nueva pieza del inmenso rompecabezas de la milenaria historia de Egipto. Esta vez, en la necrópolis de Abusir, a 20 kilómetros al sur de El Cairo, un equipo arqueológico italo-egipcio ha desenterrado uno de los templos solares más importantes y mejor conservados del Antiguo Egipto: el templo solar del faraón Nyuserra-Iny, construido hace aproximadamente 4.400 años.
Este hallazgo, considerado por los expertos como uno de los más significativos de las últimas décadas, permite comprender mejor la arquitectura, la religión y la vida cotidiana durante la V dinastía, una etapa en la que el culto al dios Ra, el Sol, alcanzó su máximo esplendor.
¿Quién fue Nyuserra y por qué su templo es tan importante?
Nyuserra fue el sexto faraón de la V dinastía del Imperio Antiguo, que reinó entre los años 2455 y 2420 a.C. Su gobierno marcó un periodo de estabilidad política, crecimiento arquitectónico y consolidación del culto solar. Durante su mandato, la figura del faraón se vinculó íntimamente con la del dios Ra, considerado el creador y sustentador del mundo.
Los templos solares eran edificaciones monumentales dedicadas exclusivamente a Ra, y aunque se cree que los faraones de esta dinastía construyeron al menos seis, hasta ahora solo se habían identificado dos con certeza. El templo de Nyuserra hallado en Abu Ghurab, cerca de Abusir, se suma a este selecto grupo y se convierte en una joya arqueológica de valor incalculable para comprender la cosmovisión solar del Antiguo Egipto.
Una estructura monumental entre el Nilo y el desierto
El templo, enterrado bajo más de un metro de sedimentos del Nilo durante siglos, fue originalmente identificado en 1901 por el egiptólogo alemán Ludwig Borchardt. Sin embargo, las altas aguas subterráneas impidieron su excavación. Ha tenido que pasar más de un siglo de larga espera. Y ha sido en 2025, gracias a condiciones más favorables, que el equipo liderado por los arqueólogos italianos Massimiliano Nuzzolo (Universidad de Turín) y Rosanna Pirelli (Universidad de Nápoles) han logrado recuperar más del 50% de su estructura. Y es espectacular.
La misión arqueológica ha desvelado que los restos del templo incluyen:
- Una entrada monumental con columnas de granito y piedra caliza e incluido el suelo original.
- Un pórtico de acceso con un umbral decorado con jeroglíficos que detallan un calendario de festividades religiosas.
- Un corredor procesional que conecta la entrada con una calzada ceremonial.
- Una rampa que, según los investigadores, unía el templo directamente con el Nilo o uno de sus brazos, facilitando las procesiones fluviales.
- Una escalera interior que sugiere la existencia de una entrada secundaria y acceso a zonas elevadas.
Inscripciones en el templo
Uno de los hallazgos más fascinantes es un dintel de piedra con inscripciones jeroglíficas que menciona el nombre de Niuserre o Nyuserra, y enumera las festividades del culto solar celebradas en el templo.
Además, los arqueólogos encontraron fragmentos de relieves de piedra caliza finamente tallados, cerámica datada entre el Reino Antiguo y el Reino Medio, y dos piezas de madera del juego de mesa Senet, uno de los pasatiempos más antiguos de la humanidad que nos ofrecen un pasaje excepcional de las actividades recreativas que pudieron tener lugar dentro del recinto del templo solar.
También parece que, tras dejar de funcionar el templo como lugar de culto real, se reconvirtió en un pequeño asentamiento residencial habitado por comunidades locales durante el Primer Periodo Intermedio.
Según Rosanna Pirelli, esto demuestra cómo las poblaciones locales adaptaron espacios sagrados a nuevas necesidades de supervivencia; esto es, el hallazgo pone en evidencia cómo, a medida que se diluía la autoridad real centralizada, los espacios sagrados dejaron de ser ámbitos exclusivos del poder para convertirse en escenarios de la vida común. Los templos parecen haber sido despojados de su pedestal y recalibrados por la gente corriente hasta transformarse en lugares donde lo sagrado y lo profano convivían.
El culto solar: más allá de las pirámides
El descubrimiento de este templo ayuda a revalorizar el papel de los templos solares, muchas veces eclipsados por las pirámides. Estos templos eran espacios donde se realizaban rituales diarios al dios Ra, incluyendo la ofrenda de alimentos, incienso y alabanzas, todo ello para asegurar el ciclo eterno del día y la noche, del nacimiento y la muerte. Y, al igual que sus predecesores, Nyuserra buscaba consolidar su divinidad a través de este vínculo con el Sol. La arquitectura del templo expresa esta intención, ya que fue construido orientado hacia el este, en línea con la salida del sol, y conectado simbólicamente con el río Nilo, el flujo vital de Egipto.
Los arqueólogos seguirán excavando en las próximas temporadas con el objetivo de revelar más secciones del templo y profundizar en el conocimiento del culto solar en la dinastía V.


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