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Pasar unos días de Navidad en Praga es un sueño para muchos en España, ya que la capital de República Checa es uno de los principales destinos navideños de toda Europa gracias a sus preciosos mercadillos navideños y su decoración mágica. Lo que no muchos saben es que no muy lejos de la conocida como 'Ciudad Dorada' se esconde un apasionante lugar donde esta extraordinaria época se vive con intensidad durante todo el año gracias a su magnífica Casa de la Navidad (Vácnocní Dúm).
A la inmensa mayoría de jóvenes que hayan visitado Praga quizás les suene Karlovy Vary, ya que es la discoteca más conocida de la ciudad, pero la realidad es que recibe su nombre de una localidad ubicada a una hora y media de la histórica metrópoli y que esconde tesoros tan espléndidos como esta especie de castillo navideño, que está abierto de enero a diciembre y que es ideal para hacer una excursión y así complementar la escapada navideña a la capital checa.
La Casa de la Navidad de Karlovy Vary en República Checa
La Casa de la Navidad de Karlovy Vary es la única de esta índole que está operativa durante todo el año, y está ubicada en un castillo de aspecto palaciego, lo que la hace todavía más especial. Dentro del complejo, los visitantes se transportarán a un mundo mágico en sus diferentes partes, entre las que destaca el Museo de osos de peluche, que cuenta con más de 12.000 piezas, siendo la colección de estos muñecos de todo el país.
Además, en el Museo de la Navidad se podrán ver reliquias de épocas pasadas que dejan maravillados a todos los visitantes, algo que también ocurre en la inmensa maqueta de Karlovy Vary que cuenta con hasta un tren y tiene todos los detalles de la ciudad-balneario más conocida de toda Europa. Por último, no hay que dejar de visitar su preciosa cafetería ni su tienda, ideales para terminar una visita inolvidable.
Desde luego, se trata de una magnífica opción para hacer una excursión desde Praga si se está visitando la ciudad durante la época navideña, y se puede ir desde la capital checa hasta Karlovy Vary en un tren directo que tarda unas tres horas. Además, siempre se puede aprovechar el viaje para explorar la urbe, una de las grandes cunas termales del centro de Europa.
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