lunes, 31 de marzo de 2025

Todas las bebidas alcohólicas, ordenadas de menor a mayor número de calorías

 

Has estado a dieta para lucir tipazo y venga a repetir rutinas de entrenamiento para marcar brazos. Vas a pedirte una copa y ves que las posibilidades de pasarte de la raya y mandarlo todo al traste están aumentando. "¿Quieres una copa?" Esta quizá sea de las preguntas más entonadas en los próximos días de vacaciones pero hoy seremos nosotros los que te convenzamos de que no siempre tienes que contestar un "sí"Rocío Maraver nos explica alternativas para dejar de beber alcohol y resuelve nuestras dudas sobre las diferentes bebidas disponibles para dejar a un lado las calorías vacías.

Si te quieres cuidar o quieres perder peso, tienes que bajar el consumo de caloríasY eso implicar beber apenas, o nada, bebidas alcohólicas o azucaradas que por lo general solo nos aportar calorías vacías.

Las bebidas alcohólicas, ordenadas de menor a mayor número de calorías

Un gramo de alcohol proporciona 7 kcal. El problema es que éstas no llevan consigo ningún tipo de vitaminas, minerales, hidratos de carbono, proteínas o grasas, es decir, no tienen nutrientes como los alimentos. Son lo que se les llama "calorías vacías". Si vamos a lo concreto, según el NIH ( National Institutes of Health) y el Ministerio de Sanidad, este es el listado de las bebidas alcohólicas ordenadas por el número de calorías que contienen por ración:

  • Cerveza light (335 ml) 103 calorías - 0,3 calorías por ml.
  • Sidra (100 ml) 43 calorías - 0,43 calorías por ml.
  • Cerveza (335 ml) 153 calorías - 0,45 calorías por ml.
  • Cava (180 ml) (Copa) 85 calorías -0,47 calorías por ml.
  • Vino tinto de mesa (145 ml) 125 calorías - 0,86 calorías por ml.
  • Vino blanco de mesa (145 ml) 128 calorías - 0,88 calorías por ml.
  • Vermú seco (88 ml) 105 calorías - 1,1 calorías por ml.
  • Ginebra 40º (45 ml) 97 calorías - 2,1 calorías por ml.
  • Ron 40º (45 ml) 97 calorías - 2,1 calorías por ml.
  • Whiskey 40º (45 ml) 97 calorías - 2,1 calorías por ml.
  • Vodka 40º (45 ml) 97 calorías - 2,1 calorías por ml.
  • Licor de crema de café (45 ml) 154 calorías - 3,4 calorías por ml.
  • Licor de café (45 ml) 160 calorías - 3,5 calorías por ml.
  • Vodka con soda (combinado) 85 calorías
  • Cubalibre (combinado) 160 calorías
  • Gin-tonic (combinado) 210 calorías

Cómo consumir menos calorías con la bebida

Ningún experto en sanidad recomendaría bajo ningún concepto el consumo de alcohol pero, si aún así lo vas a hacer, te dejamos tres consejos de nuestra nutricionista para que el daño en nuestro cuerpo respecto a las calorías ingeridas sea el menor posible.

Suprimir el consumo de bebidas en casa

Si sabes que es tiempo de festejos o vacaciones, evita todo lo que puedas consumir alcohol en casa. Cuanto menos bebas, mejor (aunque solo sea una cervecita)

Elige las bebidas con menor graduación

Pura matemática, a menos alcohol, menor será la ingesta de calorías vacías. Una cerveza claro que engorda, pero si se toma con moderación no debería afectar demasiado al peso. De todos modos, una cerveza sin alcohol, tiene muchas menos calorías.

Mezcla el alcohol con refrescos light o sin azúcar

Si vas a mezclar el alcohol con refrescos, mejor que sean light o sin azúcar. Los refrescos son una de las principal fuente de calorías y azúcares añadidos en la dieta de cualquier persona. Una lata de refresco suele contener más de 150 calorías y unos 40 gramos de azúcar

Por último, si quieres probar a resistir el momento "copa" con tus amigos te animamos a que pidas agua con gas, hielo, limón y hierbabuena. Parecerá un gin tonic o un mojito, está riquísimo y seguro que te ahorra dar explicaciones de por qué no quieres una copa.

Las bebidas que deberías dejar de consumir, según un médico: "No son refrescos normales"

 



El consumo de bebidas energéticas es cada vez más frecuente, sobre todo entre gente joven, pese a que los médicos advierten de la gran cantidad de problemas que pueden presentar para la salud.

Los médicos advierten en contra de su consumo. "Existe una creciente preocupación, por ejemplo, de que la combinación de cafeína y otro ingrediente, la taurina (un aminoácido natural que se produce en el cuerpo) pueda estar aumentando el riesgo (teórico) de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares incluso en personas más jóvenes y por lo demás sanas", dice el doctor Gareth Nye, profesor de Ciencias Biomédicas en la Universidad de Salford, en declaraciones recogidas por el Daily Mail.

El problema es que estas bebidas ya no se utilizan para su propósito original, explica al mismo medio Kevin Whelan, profesor de dietética en el King's College de Londres.

"Cuando se lanzaron por primera vez, estaban dirigidos a quienes asistían al gimnasio y a quienes hacían mucho ejercicio y entrenamiento de alta intensidad para usarlos antes de entrenar para mejorar el rendimiento. Sin embargo, la población en general los consume cada vez más como refrescos normales cuando cree que necesita un estímulo", dice.

El año pasado, un estudio publicado en The BMJ Open descubrió que los jóvenes de 18 a 35 años que consumían estas bebidas todos los días dormían alrededor de media hora menos que aquellos que las bebían ocasionalmente o no las bebían en absoluto.

Además, se descubrió que el consumo de bebidas energéticas por parte de los jóvenes tenía un efecto negativo en su salud mental (posiblemente debido a la alteración del sueño y la hiperactividad) y también estaba asociado con un mayor comportamiento de riesgo, como el abuso de sustancias, la violencia y las relaciones sexuales inseguras, según una investigación de la Universidad de Newcastle y publicada en la revista Public Health el año pasado.

Cafeína

Un lata de 500 ml de una de estas bebidas contiene un 50% más de cafeína que una taza de café instantáneo. El doctor Glyn Thomas, cardiólogo consultor del Bristol Heart Institute, explica: "La cafeína tiene un efecto directo sobre el sistema nervioso central que incluye el cerebro y la médula espinal y que gestiona todo lo que hace el cuerpo".

"Como resultado, aunque varía de persona a persona, esto aumenta la frecuencia cardíaca en reposo, la presión arterial y el pulso, además de causar latidos cardíacos adicionales o ectópicos, que pueden ser incómodos", prosigue Thomas.

"La cafeína también tiene un efecto diurético, favoreciendo la pérdida de agua y sales como el potasio, lo que a su vez puede exacerbar la arritmia latidos cardíacos irregulares", prosigue el profesor.

"Por supuesto, si tienes tendencia a sufrir hipertensión, arritmia o cualquier otra afección cardíaca, evitaría este tipo de bebidas estimulantes", añade.

Azúcar

El contenido de azúcar es otra preocupación importante: una lata de 500 ml contiene el equivalente a unas diez cucharaditas (55 g) de azúcar. "Además de ser perjudicial para nuestros dientes, ya sabemos que incluso consumir zumos 100% de fruta, así como cualquier tipo de bebida azucarada, puede aumentar la incidencia de diabetes tipo 2", dice el doctor Dushyant Sharma, diabetólogo consultor del Royal Liverpool Hospital.

"Los 55 gramos de azúcar que contiene una lata de bebida son muchos y el cuerpo tiene una capacidad limitada para metabolizar o procesar niveles tan altos, sobre todo si se consumen de una sola vez", dice Sharma.

"Por lo tanto, cuando el consumo de dichas bebidas se produce de forma regular, existe la posibilidad de que una persona desarrolle intolerancia a la glucosa niveles de azúcar en sangre más altos de lo normal y resistencia a la insulina (cuando las células musculares, grasas y hepáticas no responden como deberían a la hormona insulina), lo que en última instancia puede conducir a la diabetes tipo 2", agrega el experto.

Taurina

La taurina es un aminoácido que se encuentra comúnmente en la carne, el pescado y los huevos y es necesario, por ejemplo, para un metabolismo saludable y para equilibrar los líquidos. Se añade a las bebidas energéticas para mejorar el rendimiento mental y dar un impulso de energía.

Si bien actualmente no existe una ingesta diaria recomendada oficial de taurina, los estudios sugieren que una dosis típica varía entre 500 mg y 2000 mg en nuestra dieta.

Una lata de bebida energética contiene 1000 mg, por lo que el problema nuevamente es el consumo excesivo que puede causar síntomas como vómitos. Es más, existe el temor de que un exceso de taurina pueda provocar problemas cardíacos.

"Los estudios han demostrado que los pacientes que padecen enfermedad de la arteria coronaria tienen niveles de taurina sistémica mucho más altos en la sangre en comparación con los pacientes normales, lo que sugiere que hay un proceso fisiológico subyacente del cual la taurina es una parte importante", dice el doctor Nye.

"Puede que aún no estemos viendo ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en adolescentes causados por estas bebidas, pero los veremos con mayor frecuencia en personas menores de 40 años, potencialmente incluso menores de 30 si estas bebidas son fácilmente accesibles para niños y jóvenes porque el daño que causan es progresivo y se acumula con el tiempo", prosigue el autor.

"Como padre de un adolescente, sé muy bien lo fácil que es comprar bebidas energéticas y, en mi opinión, debería hacerse mucho más para detener esto y proteger a los jóvenes de enfermedades graves", añade.

"Hacer ejercicio, beber más y dormir bien por la noche (y reducir el tiempo frente a las pantallas) tendrán, en última instancia, el mismo impacto en su cuerpo y en sus niveles de energía y, de hecho, beneficiarán más al cuerpo a largo plazo", concluye.










¿Cómo pudo la mayor piedra de Stonehenge cruzar más de 700 kilómetros hace unos 4.500 años?

 


Stonehenge es el monumento megalítico más conocido del mundo. Construido aproximadamente en la misma época que la Gran Pirámide de Egipto, hace 4.500 años, nos sigue impresionando y fascinando. Ayuda a ello que Stonehenge está recubierto de una capa de mitos casi tan antigua como su origen.

Este monumento conmemorativo se encuentra en Amesbury, en el condado de Wiltshire (Inglaterra), a pocos kilómetros de Salisbury. Sus piedras aún guardan muchos misterios. Expertos de la Universidad John Curtin (Perth, Australia) acaban de contar que han descubierto que la Piedra del Altar del monumento no procede de Gales, sino de Escocia. Es decir, viajó más de 700 kilómetros. Pero es que esa roca... ¡pesa seis toneladas!

¿De la escocesa cuenca de Orcadia?

Los análisis previos del yacimiento habían identificado dos tipos principales de piedra utilizados en la construcción de Stonehenge. Son el sarsén, procedente de las proximidades de Marlborough (a unos 25 km), y la piedra azul de origen galés. Algunas de las rocas más pequeñas fueron traídas del suroeste de Gales, a unos 190 km de distancia.

"Según nuestros análisis, los granos minerales específicos de la Piedra del Altar tienen en su mayoría entre 1.000 y 2.000 millones de años, mientras que otros minerales tienen unos 450 millones de años", explica Anthony Clarke, estudiante de doctorado y autor principal del estudio que publica Nature. "Esto proporciona una huella química distintiva que sugiere que la piedra procede de rocas de la cuenca de Orcadia (Escocia), al menos a 750 kilómetros de Stonehenge", asegura.

¿Cómo trasladar 6 toneladas de arenisca?

Los investigadores de Curtin estudiaron la edad y la composición química de los granos minerales de los fragmentos de la Piedra del Altar. Se trata de un bloque de arenisca y está situado en el centro del emblemático círculo de piedras. Tiene 50 cm de grosor, 5 metros de largo y uno de ancho.

Como dice Clarke, "dado su origen escocés, los hallazgos plantean preguntas fascinantes, teniendo en cuenta las limitaciones tecnológicas del Neolítico, sobre cómo se transportó una piedra tan maciza a grandes distancias en torno al 2600 a.C.". No fue fácil, por la distancia y porque en aquel momento las características geográficas y la naturaleza boscosa de la isla hacían que los desplazamientos fueran mucho más difíciles.

¿Vino por mar?

El equipo de la Escuela de Ciencias Planetarias y de la Tierra de Curtin no solo ha visto que esas seis toneladas de piedra vinieron de Escocia. Sus hallazgos apuntan a la existencia de métodos de transporte y organización social inesperadamente avanzados en la época en que la piedra llegó a su ubicación actual, hace unos 4.500 años.

Transportar una carga tan grande por tierra desde Escocia hasta el sur de Inglaterra habría sido extremadamente difícil, lo que indica una probable ruta marítima"

"Transportar una carga tan grande por tierra desde Escocia hasta el sur de Inglaterra habría sido extremadamente difícil, lo que indica una probable ruta marítima a lo largo de la costa de Gran Bretaña", plantea Chris Kirkland, profesor de la Universidad Curtin y coautor del estudio. "Esto implica redes comerciales de larga distancia y un nivel de organización social superior al que se cree que existió durante el Neolítico en Gran Bretaña", asegura.

¿La sociedad neolítica no eran tan local?

El descubrimiento del equipo de Clarke tiene grandes implicaciones. "Es probable que transforme las percepciones de los arqueólogos sobre aspectos clave de la vida en la Gran Bretaña prehistórica", explica David Keys en The Independent. Hasta ahora, la mayoría de los expertos han asumido que la sociedad neolítica británica era exclusivamente local o regional, pero si la piedra de Stonehenge vino de Escocia es porque tal vez hubo un aspecto panbritánico en la forma de vida de aquel tiempo.

El vínculo escocés ahora revelado implica que hace 4.500 años ya existía al menos cierta cooperación política y religiosa en toda la isla. La teoría sugiere cooperación geopolítica o incluso algún punto en común en lo religioso.

Quedan interrogantes

"Aunque ahora podemos afirmar que esta emblemática roca es escocesa y no galesa, todavía queda mucho por hacer para determinar con exactitud de qué parte del noreste de Escocia procede la Piedra del Altar", afirma Richard Bevins, coautor y profesor de la Universidad de Aberystwyth.

Los hallazgos son fruto del trabajo del grupo de Escalas Temporales de los Sistemas Minerales de la Universidad Curtin con el Centro John de Laeter, utilizando equipos de última generación. La investigación se llevó a cabo en colaboración con las universidades de Aberystwyth y Adelaida, y el University College de Londres.

Los misterios de Stonehenge

¿Cuándo se construyó?

Se levantó entre el final del Neolítico y principios de la Edad del Bronce. Los arqueólogos consideran como probables las fechas de construcción de las distintas fases y utilización entre el 3100 a.C. y el 2000 a.C. El foso y montículos circulares, los que constituyen la primera fase del monumento, se han datado en unos 5100 años atrás. La datación por radiocarbono sugiere que la primera piedra azul fue erigida entre el 2400 y el 2200 a.C., aunque no se descarta que hubiera habido asentamiento o uso de la zona anteriores al 3100 a.C.

¿Para qué se levantó?

Una teoría sugiere que este monumento conmemorativo sirvió de calendario celeste, ya que los huecos de su anillo exterior de piedra están perfectamente alineados con los solsticios de verano e invierno. Otra plantea que se trató de un mausoleo y otra habla de un lugar de curación.

¿Un calendario solar?

Una reciente investigación, publicada en la revista Antiquity, parece haber identificado cómo pudo haber funcionado este enclave. El estudio de Timothy Darvill, de la Universidad de Bournemouth, muestra que este monumento megalítico pudo haber ayudado a los antiguos británicos a realizar un seguimiento de los días, semanas y meses en un año solar de 365,25 días. "Cada una de las 30 piedras en el círculo sarsen representa un día dentro de un mes, dividido en tres semanas cada una de 10 días", detalló Darvill. Las piedras distintivas en el círculo marcan el inicio de cada semana.

¿Una gigantesca cámara de eco?

Un estudio de 2023 analizó las características sonoras del monumento, lo que puede dar pistas sobre su finalidad. Trevor Cox, profesor e investigador de acústica de la Universidad de Salford, descubrió que en su día el monumento de piedra actuó como una gigantesca cámara de eco. Por un lado, amplificaba los sonidos que se producían dentro del círculo para los que estaban dentro y por otro, protegía del ruido a los que estaban fuera.

¿Una red de pozos para qué?

En 2022, un equipo de geocientíficos y arqueólogos encontró cientos de pozos prehistóricos mientras realizaba un estudio geofísico del terreno alrededor. La fecha de los pozos va desde el año 8200 a.C. hasta alrededor del 1300 a.C. Esto implica que algunos son tan antiguos como los agujeros para postes de madera del Mesolítico y otros más jóvenes que el propio Stonehenge, que se construyó alrededor del 2500 a.C.







Las bacterias se vacunan frente a los virus y los virus se vacunan frente a otros virus

 



En una pelea de bacterias frente a virus, ¿por quién deberíamos apostar? El resultado va a depender del arsenal de guerra que posea cada cual en cada momento.

Y es que, mientras el ser humano presenta un número constante de genes en su genoma durante toda la vida, en las bacterias es muy diferente. Hay bacterias que se hacen con genes exclusivos, algunos de los cuales constituyen auténticas armas de guerra. A veces, una de estas armas les permite “vacunarse” frente a los virus que las atacan y volverse así inmunes a sus ataques.

Por su parte, los virus pueden llevar otros artilugios bélicos diferentes, algunos destinados a impedir que las vacunas de las bacterias cumplan su misión.

¿Cuáles son las armas de las bacterias?

Las bacterias son atacadas por virus específicos llamados bacteriófagos (comedores de bacterias). Las bacterias pueden luchar frente a estos virus de diversas formas. Por un lado, pueden marcar su propio genoma con un patrón característico, para así darse cuenta de cuándo entra un genoma desconocido. Es lo que se llaman sistemas de restricción-modificación, presentes en más del 80 % de las bacterias.

Otra estrategia de defensa encontrada en bacterias es el suicidio altruista, o infección abortiva. En este caso, la bacteria se quita la vida, impidiendo que el virus siga progresando. Estos sistemas aparecen en menos del 20 % de las bacterias, y, aunque en última instancia no salvarían al individuo, sí que protegerían a la población.

Finalmente, tenemos los sistemas de “vacunación” CRISPR-Cas, presentes en el 40 % de las bacterias, últimamente muy populares debido a su revolucionario uso en biotecnologíaEn este caso, cuando entra un virus, el sistema trocea su genoma y guarda fragmentos en el genoma de la bacteria. Estos fragmentos funcionan como una vacuna que le permite reconocer y atacar más eficientemente al mismo virus la próxima vez que se enfrenta a él.

¿Y cuáles son las armas de los virus?

Eso sí, los virus contraatacan siempre. Existen virus que modifican su genoma para engañar a los sistemas de restricción-modificación y a los de infección abortiva. Los hay también que tienen armas como los genes anti-CRISPR, que interaccionan con los sistemas CRISPR-Cas para impedir su funcionamiento. De este modo, impiden que la vacuna les pare los pies.

Adicionalmente, existe otra batalla entre “hermanos”: los virus también luchan frente a otros virus. Por ejemplo, existen virus defectuosos o defectivos llamados satélite, que carecen de genes para fabricar la envoltura para su genoma o cápside. Esta cápside les permite viajar para buscar nuevas bacterias a las que infectar. La falta de envoltura de estos virus satélite se soluciona aprovechándose de la envoltura que fabrican otros virus llamados helper, a los que parasitan. Le echan tanta cara que, a menudo, el pequeño virus satélite modifica la envoltura del helper, para que dentro solo quepa su genoma y no el del propio helper. Pues bien, el virus helper no siempre se cruza de brazos: a veces recurre a un sistema CRISPR-Cas de vacuna, que reconoce al virus satélite y evita que éste se aproveche de él.

Cómo se construye el arsenal bacteriano

La cuestión clave es: ¿qué hace que una bacteria o un virus disponga o no de una estas armas? Depende del resto del repertorio de genes que contenga. En las llamadas superbacterias, causantes de infecciones intrahospitalarias y superresistentes a antibióticos, como Acinetobacter baumannii o Pseudomonas aeruginosa, hemos encontrado recientemente que las que adquieren sistemas CRISPR-Cas suelen tener puertas de entrada en su superficie para determinados virus.

Si la bacteria tiene una proteína exclusiva en su superficie que le permite, por ejemplo, expulsar más eficientemente un determinado antibiótico, esto constituirá una ventaja para ella. Pero si esta proteína es a su vez una puerta de entrada para un virus específico, la bacteria necesitará protegerse con un sistema de vacunación.

¿Quién gana entonces?

Una vez visto que ni la bacteria ni el virus se cruzan de brazos, y evolucionan constantemente para atacar y defenderse, se hace más difícil apostar en una pelea entre ambos. Por lo que diría que el mayor beneficiado en esta pelea sería el propio espectador. Sí, sí, el lector, yo mismo y el resto de seres humanos.

Observando las peleas entre bacterias y virus, podemos conocer todo el arsenal armamentístico de ambos. Y esto nos permite luchar de forma más eficiente frente a las superbacterias.

Como los virus de bacterias no infectan a células humanas, han sido estudiados desde hace tiempo como alternativa a los antibióticos. De hecho, en los países del Este de Europa se utilizan desde hace casi un siglo en lo que es conocido como fagoterapia. Así, el declive actual en la efectividad de los antibióticos ha hecho de esta estrategia una alternativa de presente a tener en cuenta, como describe el libro The Perfect Predator, en el que se cuenta un caso real.

En conclusión, las batallas entre bacterias y virus son un espectáculo que siempre nos sorprende y de los que la ciencia siempre está dispuesta a aprender para dar soluciones a los grandes problemas del ser humano.






Huéspedes invisibles: los virus que viven en nosotros

 

Los virus son mucho más pequeños que las bacterias y se encuentran en todos los ecosistemas de la Tierra. No son células ni tienen su propio metabolismo, pero pueden replicarse dentro de las células de otros organismos, incluidos humanos. Eso los convierte en una amenaza omnipresente, aunque también existen algunos que nos pueden acompañar desde que nacemos y que, incluso, pueden resultar beneficiosos para nuestra salud, como descubriremos más adelante.

Múltiples vías de propagación

Estos entes diminutos pueden transmitirse de varias maneras. Los hay que se propagan por contacto directo con las membranas mucosas o la piel de una persona infectada. Otros se esparcen por vía aérea a través de pequeñas gotas liberadas al toser o estornudar, mediante picaduras de insectos o a través de superficies contaminadas. Y finalmente, algunos pueden transmitirse de madre a hijo durante el embarazo o parto.

La rapidez con la que los virus se multiplican y cambian (mutan) les permite adaptarse rápidamente a nuevas condiciones, evadir el sistema inmunitario y desarrollar resistencia a los fármacos. Esto facilita su rápida propagación y los convierte en una amenaza global para la salud.

Virus que causan enfermedades y “virus huérfanos”

Si miramos en el interior de los seres humanos, podemos encontrar tanto virus patógenos como virus no patógenos.

Los primeros, como el virus del resfriado común, el de la gripe, el del sida, el SARS-CoV-2, los poliovirus o los virus de las hepatitis, han impactado profundamente en la salud y la sociedad a lo largo de la historia.

Además, se da la circunstancia que algunos de los virus que nos enferman pueden instalarse en el cuerpo sin provocar síntomas, estableciendo infecciones estables de bajo nivel. Se especula que estos patógenos pueden ayudar a mantener el sistema inmunológico preparado para responder a nuevas infecciones. Pero también pueden aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad causada directamente por el virus o, indirectamente, mediante la inflamación y activación crónica del sistema inmune, como ocurre con los herpesvirus.

En cuanto a los virus no patógenos, como los torquetenovirus, se les llama “virus huérfanos” porque no se han asociado con ninguna enfermedad. Sin embargo, su estudio es importante, pues pueden causar complicaciones clínicas en personas inmunodeprimidas y ser potenciales patógenos de nuevas enfermedades.

Un estudio reciente de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington en St. Louis (Estados Unidos) ha descrito que el 92 % de las personas sanas alberga de uno a quince virus de ADN en sus fluidos corporales, y que cada individuo presenta un perfil viral distinto. La mayoría son herpesvirus y virus del papiloma humano que, junto con los poliomavirus, adenovirus y parvovirus, son las familias de virus más comúnmente encontradas en las muestras de los individuos sanos.

Retrovirus, transposones y bacteriófagos

Mención aparte merece el caso de los retrovirus. Aunque su material genético es ARN, son capaces de convertirlo en ADN e integrarse en nuestros genes, permaneciendo latentes de por vida.

Dentro de este grupo encontramos los denominados “retrovirus exógenos”, que infectan a las células desde el exterior y luego se integran en el ADN. Así actúan el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH o virus del sida) o el virus linfotrópico humano de células T tipo 1 (HTLV-1).

Por contra, los “retrovirus endógenos” sí se encuentran integrados en nuestro ADN de manera endógena. Estas secuencias, conocidas como HERV (de Human Endogenous RetroVirus), son remanentes de infecciones que ocurrieron a lo largo de la evolución y ocupan aproximadamente el 8 % de nuestro genoma.

También nos acompañan desde el nacimiento los transposones, conocidos como “virus saltarines” porque se mueven dentro del genoma. Parecen derivar de antiguos virus que se integraron en el genoma humano y perdieron la capacidad de salir de las células para convertirse en elementos autónomos. Los transposones pueden causar mutaciones y alterar la expresión de nuestros genes, provocando enfermedades como el cáncer.

Y, por último, los bacteriófagos –los virus que infectan a bacterias– abundan en el organismo y juegan un papel crucial en la regulación de nuestra flora bacteriana. Por ello, han ganado atención como potenciales herramientas terapéuticas para combatir infecciones causadas por bacterias, especialmente ante el aumento de la resistencia a los antibióticos.

El importante papel de la microbiota viral o viroma

De lo anteriormente expuesto se puede concluir que, al igual que tenemos una microbiota bacteriana, también existe una microbiota viral o viroma, que es rica y compleja y varía de individuo en individuo.

Los efectos de la microbiota viral que habita en nosotros son diversos y no siempre perjudiciales. Algunos retrovirus endógenos han evolucionado y tienen funciones beneficiosas. Por ejemplo, el HERV-W resulta decisivo para la producción de sincitina, una proteína crucial para la formación de la placenta. Ciertos HERV han tenido funciones esenciales en la evolución de los vertebrados, como la regulación de la producción de mielina, vital para la evolución del cerebro. Por contra, la activación de otros HERV, como HERV-K, se ha relacionado con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

En definitiva, los seres humanos somos un ecosistema ideal para los virus. Albergamos una gran diversidad de ellos, una flora viral que varía según el individuo y que puede tener efectos positivos o negativos sobre nuestra salud. Su estudio abre nuevas y emocionantes posibilidades para la medicina del futuro.




El invierno ártico termina con la capa de hielo marino más baja de la historia



El hielo marino del Ártico registró su menor acumulación invernal desde que comenzaron los registros hace 47 años. Se trata de un alarmante síntoma del cambio climático que tendrá repercusiones a escala mundial, afirmó un grupo de científicos el jueves.

El Ártico alcanza su máximo grosor de hielo marino en el mes de marzo de cada año y después comienza una temporada de deshielo de seis meses. El Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo señaló que la medición máxima tomada el sábado pasado fue de 14,33 millones de kilómetros cuadrados, unos 80.000 kilómetros cuadrados menos que el pico anterior más bajo, registrado en 2017. Esa es una diferencia del tamaño de California.

"El aumento de las temperaturas en el planeta es lo que está causando la disminución del hielo", indicó el científico especializado en de datos sobre el hielo, Walt Meier. "El hielo marino, en particular, es muy sensible. Así, unos 31 grados Fahrenheit significan patinaje sobre hielo y 33 grados se convierten en natación", añadió.

La pérdida de hielo marino es un sistema de alerta temprana

Jennifer Francis, científica del Centro Woodwell de Investigación Climática de Cape Cod, señaló que se trata de otra señal de alarma en forma de disco rayado. "La desaparición del hielo marino es un asunto especialmente preocupante, porque es realmente un sistema de alerta temprana que nos avisa de una serie de cambios difíciles de observar", indicó Francis en un correo electrónico.

Los científicos afirman que el calentamiento del Ártico, la región se está calentando cuatro veces más rápido que el resto del mundo, afecta al tiempo en otros lugares. Las diferencias de presión y temperatura entre el norte y el sur se reducen. Eso debilita la corriente en chorro, que mueve los sistemas meteorológicos, haciendo que se sumerja más al sur con brotes fríos y tormentas que a menudo se atascan y llueve o nieva más, según las indicaciones del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo y de Francis.

"El calentamiento de la atmósfera invernal por encima del Círculo Polar Ártico repercute en los patrones meteorológicos a gran escala que sí influyen para los que estamos fuera del Ártico", afirma Julienne Stroeve, científica de la Universidad de Manitoba especializada en hielo.

En cuanto a la disminución del hielo marino, Stroeve también señaló que no se trata solamente de que haya menos. El hielo restante es lo suficientemente fino como para que se derrita rápidamente este verano, indicó Stroeve. Así, advirtió de que una superficie mínima récord en invierno no garantiza una superficie mínima récord en verano.

Según los científicos, el deshielo del hielo marino ártico, sobre todo en verano, está reduciendo la población de osos polares, y haciéndolos más débiles y hambrientos, ya que dependen del hielo marino para cazar. "La capa de hielo marino invernal es especialmente importante para la pesca y las crías de foca", declaró Meier.

El hielo marino disminuye en las cuatro estaciones

El mayor año de hielo marino en el Ártico desde que existen registros fue 1979, con 16,64 millones de kilómetros cuadrados registrados. Esto significa que, desde que los satélites empezaron a rastrearlo, el pico invernal de hielo marino del Ártico se ha reducido en una superficie similar a la de Pakistán.

Cuando el hielo marino invernal no registra anomalías puede extenderse más de la mitad de la Tierra hacia el ecuador, alcanzar Japón, China y el golfo de San Lorenzo en Canadá, señaló Walt Meier. Según Meier, la extensión del hielo marino disminuye en las cuatro estaciones, pero la más importante para la salud general del hielo ártico es el verano. Esto se debe a que las aguas sin hielo se calientan más rápidamente, retienen más calor y hacen que el otoño y el invierno sean más cálidos y flojos.

Las cinco cantidades más bajas de hielo marino ártico máximo en invierno se han producido desde 2015. A principios de este mes de marzo, la Antártida estuvo a punto de batir un récord respecto a la baja cantidad de hielo marino, esta es la época del año en que la región alcanza su mínimo, y acabó con el segundo nivel del mar más bajo jamás registrado.

En general, hay más hielo marino en la Antártida y los dos polos tienen un calendario un poco diferente. Sin embargo, "en el mes de febrero, el hielo marino mundial, la combinación del Ártico y la Antártida, alcanzó un mínimo histórico", concluyó Meier.





 

La ciudad de Marruecos que perteneció a España hasta 1969 y que cada vez atrae a más turistas

 


Por su cercanía, Marruecos es un destino muy atractivo para los viajeros de España. A ello se suma su interesante historia, que se ve reflejada en la arquitectura de sus pueblos y ciudades. Por supuesto, no se puede olvidar la naturaleza del país norteafricano, desde el vasto desierto del Sáhara a las cascadas de Ouzoud.

A pesar de que ciudades como Marrakech, Casablanca o Tánger atraen a la mayoría de visitantes, hay otra urbe que poco a poco se va haciendo un hueco en el turismo internacional. Hablamos de Sidi Ifni, un lugar totalmente único y diferente, a poco más de 170 kilómetros al sur de Agadir. Bañada por las aguas del Atlántico y con el desierto a sus espaldas, esta pequeña localidad fue un importante enclave español. A día de hoy, se presenta como un lugar muy atractivo donde los turistas podrán disfrutar de una arquitectura colonial y extensas playas de arena dorada.

La historia de la urbe marroquí

El territorio de Ifni fue un regalo del sultán Mohamed IV a España tras los acuerdos de paz de 1860 que pusieron fin a la Guerra de África. Sin embargo, su anexión como tal no se produjo hasta 1934, durante la II República.

Posteriormente, con la independencia de Marruecos en 1956, el rey Mohamed V decidió atacar Sidi Ifni para unificarla a su territorio, dando inicio a la Guerra de Ifni. Finalmente, tras años de conflicto, el 30 de junio de 1969, el gobierno español cedió lo que aún conservaba en la zona a Marruecos.

Qué ver en Sidi Ifni

A día de hoy, esa herencia española sigue presente en la ciudad de Sidi Ifini, sobre todo en sus edificios más simbólicos. Podemos empezar la visita por la Plaza de Hassan II, antes llamada Plaza de España, donde encontraremos una fuente con azulejos de inspiración andaluza. También destaca la Iglesia de Santa Cruz, que ahora funciona como el Tribunal de Justicia, o el Palacio del Gobernador, actualmente el Palacio Real.

Más allá de ese entramado de edificios blancos, otro de los puntos fuertes de esta localidad marroquí son sus espectaculares playas. La más impresionante de ellas es la de Legzira y sus curiosos arcos de piedra natural que se alzan en la orilla. Además, estos arenales suelen estar prácticamente desiertos y son ideales para practicar surf.






¿Cuál es el origen de los relojes de sol?

 



 Los relojes de sol son uno de los inventos más antiguos del ser humano para medir el tiempo, surgiendo cuando las primeras civilizaciones comenzaron a observar cómo la sombra de un objeto cambiaba de posición y tamaño con el paso del día, siendo los egipcios y babilonios pioneros en la observación del cielo, por lo que perfeccionaron este conocimiento al crear los primeros relojes de sol hace más de 3.500 años.

Estos artefactos consistían en una vara vertical, conocida como gnomon, que proyectaba una sombra sobre una superficie marcada con líneas de divisiones horarias y, a medida que el Sol avanzaba por el cielo (cuando se tenía el convencimiento que era el astro rey el que se movía y no la Tierra), la sombra iba desplazándose, indicando las distintas horas o momentos del día.

Curiosamente, en las antiguas culturas, las horas no tenían una duración fija, y durante el verano, cuando los días eran más largos, las horas diurnas se alargaban, mientras que en invierno se acortaban.

Durante el periodo del Imperio Romano se adoptó y mejoró el reloj de sol, aunque su uso no siempre fue bien recibido, debido a que algunos célebres romanos (entre ellos, el político, escritor y militar, Plinio el Viejo) criticaban que estas herramientas imponían un ritmo artificial a la vida cotidiana, esclavizando a las personas y condicionando las actividades humanas al paso riguroso del tiempo.

Con la llegada de los relojes mecánicos en la Edad Media, los relojes de sol fueron perdiendo su función práctica, aunque muchos perduran como símbolos ornamentales en plazas y edificios oficiales de numerosas poblaciones.


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