domingo, 23 de febrero de 2025

El edulcorante artificial que tomamos en España a diario y que se vincula con el infarto de miocardio: la alerta médica

 

La inflamación de bajo grado y la resistencia a la insulina son claves en el riesgo cardiovascular. Y los edulcorantes artificiales podrían colaborar. Más información: Adiós a las 'cero calorías': el alimento con fama de sano en España que causa infartos según los expertos.


Dulces

Desde hace varias décadas, los edulcorantes artificiales han saturado la industria alimentaria como forma alternativa al exceso de azúcar de los productos ultraprocesados. Refrescos, helados y todo tipo de alimentos preparados han visto cómo los edulcorantes llegaban como sustitutos saludables del azúcar. Sin embargo, las cosas no son tan fáciles, y los edulcorantes artificiales se han relacionado con otros perjuicios hasta ahora desconocidos.

Así lo vuelve a sugerir un nuevo estudio publicado en Cell Metabolism, en este caso centrado en un conocido edulcorante y su potencial para aumentar el riesgo cardiovascular: el aspartamo. Si bien la OMS ya relacionó este edulcorante con un mayor riesgo de cáncer, ahora se sugeriría que su consumo también aumentaría el riesgo de aterosclerosis.

Hoy en día sabemos que ciertos alimentos, especialmente aquellos ricos en carbohidratos simples, son capaces de provocar picos de azúcar en sangre que, en consecuencia, darán lugar a picos de insulina, la hormona responsable de "recoger" este azúcar por parte del organismo.

Sin embargo, producir picos de insulina de forma continuada es perjudicial, ya que se acaba sufriendo una resistencia y tolerancia a la insulina: por mucho que se libere, funciona peor, y un exceso de insulina en sangre de forma mantenida acarrea perjuicios para la salud a medio y largo plazo.

Ahora, a su vez, estamos viendo que no solo los alimentos naturales son capaces de provocar picos de insulina. Cada vez se sabe más sobre otras sustancias capaces de provocar estos picos, incluso cuando se trata de sustancias no calóricas, como los edulcorantes artificiales. De hecho, el aspartamo sería capaz de provocar aumentos en los niveles de insulina en ratones, lo que en consecuencia aumentaría el riesgo de aterosclerosis o acumulación de placas grasas en las arterias. A largo plazo esto implica mayores niveles de inflamación, y mayor riesgo de infarto de corazón o accidente cerebrovascular.

Recordemos que la insulina no solo se encarga de facilitar la absorción de glucosa presente en el torrente sanguíneo, sino que su liberación también implica una lipogénesis, es decir, almacenamiento de dicho azúcar en forma de grasa. Y un nivel constante de insulina en sangre, especialmente en cantidades elevadas, dará lugar a una acumulación grasa excesiva tanto en los órganos como dentro de las mismas arterias.

Ya en investigaciones previas se habría vinculado el consumo de los edulcorantes artificiales con un aumento de enfermedades crónicas, como enfermedad cardiovascular y diabetes, aunque esto último sonase paradójico al tratarse de sustancias sin calorías. Sin embargo, los mecanismos implicados en esta relación se desconocían.

Azúcar y grasa

En este estudio, Yihai Cao y sus colegas, del Instituto Karolinska de Suecia, alimentaron a ratones con alimentos enriquecidos con un 0,15% de aspartamo durante 12 semanas, una cantidad equivalente al consumo de tres latas de refresco edulcorado diario por parte de un ser humano.

Y, en comparación a los ratones sin una dieta rica en edulcorantes, estos ratones alimentado con aspartamo desarrollaron placas grasas más grandes y abundantes en sus arterias, además de mostrar niveles más elevados de inflamación, siendo ambos signos distintivos de un mayor riesgo cardiovascular.

Posteriormente, cuando se analizó la sangre de los ratones, se objetivaron niveles elevados de insulina tras el consumo de aspartamo. Según los investigadores, esto no sería sorprendente, dado que nuestra boca, intestinos y otros tejidos poseen receptores que detectan el sabor dulce y liberan insulina en consecuencia. El aspartamo es hasta 200 veces más dulce que el azúcar, algo que podría alterar el funcionamiento de los receptores y provocar una mayor liberación de insulina.

Además, demostraron que estos niveles elevados de insulina en los ratones estimulaban el crecimiento de las placas grasas en sus arterias, lo que sugeriría que la insulina puede ser un vínculo clave entre el aspartamo y la salud cardiovascular. De hecho, investigaron la reacción que explicaría todo el proceso de inflamación por insulina: una señal inmunitaria llamada CX3CL1, especialmente activa bajo el estímulo de la insulina.

Como explica el autor principal del estudio, Cao: "Como el flujo sanguíneo a través de la arteria es fuerte y robusto, la mayoría de las sustancias químicas se eliminan rápidamente a medida que el corazón bombea. Sorprendentemente, no es el caso de CX3CL1, que permanece adherido a la superficie de revestimiento de los vasos sanguíneos. Allí, actúa como un cebo, atrapando células inmunitarias a medida que pasan".

Se sabe que muchas de estas células inmunes atrapadas fomentan la inflamación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, cuando se eliminaron los receptores CX3CL1 de una de las células inmunes en ratones alimentados con aspartamo, no se produjo acumulación de placa dañina. Esto indicaría el papel clave de CX3CL1 en los efectos del aspartamo sobre las arterias, según los investigadores.

En el futuro, Cao y su equipo planean verificar sus hallazgos en humanos, y también quieren buscar si CX3CL1 es clave en otras enfermedades crónicas más allá de la enfermedad cardiovascular, dado que la inflamación de los vasos sanguíneos se relaciona también con la artritis, la diabetes o los accidentes cerebrovasculares.

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